Capturar la luz

febrero 10, 2024

Hace ya un tiempo un gran amigo me prestó este curioso libro. Hacía mucho que no leía divulgación de este estilo; confieso que no tenía mucha esperanza de hallar ideas interesantes en este librito. Sin embargo, y para mi sorpresa, me encontré con un relato muy lindo sobre la luz, decorado con multitud de anécdotas y tratado desde todos los puntos de vista que admite la ciencia y algo más. Fue este algo más lo que encontré más encantador y está en la primera mitad de la obra.

Al leer, conseguí una reflexión de esas que están ahí en toda tu cara pero no te has dado cuenta: la luz es invisible. Y claro, esta es de esa clase de afirmaciones que despiertan la fantasía de cualquiera. La luz, eso que nos permite observar los objetos, definirlos, aprehenderlos, es ella misma inobservable, invisible. No pude evitar sentir lo poderoso que suena el libro del Génesis y la descripción de la creación bajo esta mirada. No pude evitar sentir simpatía por aquellos que alguna vez vieron en esas palabras una descripción de cómo surgió nuestro universo. Y a su vez no pude evitar sentir simpatía y algo de ternura al pensar que nuestros modernos relatos del Big Bang pueden tener el mismo grado de fiabilidad y verosimilitud.

Ya me he líado. La luz que nos ha dejado ver el mundo, no nos deja verla a ella. La luz nos permite conocer al universo mostrándonos cómo los objetos interactúan con ella y mientras tanto permanece oculta ella misma. Sabemos que hay luz por los objetos que estan alrededor. En un universo vacío de objetos y lleno de luz solo habría aparente oscuridad.

La oscuridad no es ausencia de luz, es ausencia de cosas que resuenan con la luz. Algún poeta debe haber cantado ya estas maravillas.

Seguimos.